Es hora de escribirte – respondí-
que brote la savia sobre el tronco podrido
Es hora de dar pendiente a la existencia
de hacer justicia al «no pasa el tiempo entre nosotros»
Te pienso como pared tomada por el verde,
carcomida por el goteo inmemorial de los árboles
– somos este bosque centenario
tú dándole vida, yo revisitándolo-
Pensarte es bonito, amigo
me recuerdas al frío,
Haces como el aire
que mi aliento se haga nube
Estás en el ahogo alegre de la cuesta de Comares.
El suelo mojado es una cuenta atrás
pronto habremos de bajar a la ciudad
al refugio de tu cuchitril o a despedirnos.
Es de noche, por supuesto,
Ambos sabemos de un tiempo lejano
seremos, sin duda, más felices.
Pero ahora
ahora, sin duda, nos falta entonces.
Yo también te tengo presente -respondí-
concretamente en la muralla
que en la cuesta de los chinos
resiste el paso
indolente de sus hijos
Nos fue bonito, amigo
nos va bonito.